El caso es que el caballo, por el poco espacio o la oscuridad del remolque, no estaba dispuesto a entrar, ni tirando de las riendas. Mientras, el otro hombre desde atrás azotaba al caballo con un látigo para que entrara. Frustrado el primer hombre, ha empezado a pegar puñetazos y patadas al caballo, en la cabeza y el lomo, y así cada vez que el caballo no quería entrar. Es obvio que cada vez el corcel estaba más asustado, y que a golpe y porrazos no conseguirían hacerlo entrar.
De pronto ha venido un mendigo, de complexión bastante débil. Se ha quitado la chaqueta y con ella ha cubierto los ojos del caballo. Ha tomado las riendas del caballo, y con paciencia y tranquilidad lo ha hecho entrar, no ha opuesto ni resistencia. Gracias a él el caballo se ha librado de muchos más golpes.
De pronto ha venido un mendigo, de complexión bastante débil. Se ha quitado la chaqueta y con ella ha cubierto los ojos del caballo. Ha tomado las riendas del caballo, y con paciencia y tranquilidad lo ha hecho entrar, no ha opuesto ni resistencia. Gracias a él el caballo se ha librado de muchos más golpes.
Ahora la reflexión que yo me hago: ¿cómo serán tratados otros caballos que participen en la feria? ¿si se niegan a entrar van a ser aporreados también? Los caballos son preciosos, unos animales muy nobles, me da pena que no sean tratados con la nobleza que se merecen.
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